Acceso a material audiovisual
17 de junio, sábado, a partir de las 13.00 horas: Jornada festiva con Comida Popular en Irubide, visita a las instalaciones (Puertas Abiertas), Paellada y bailables en el frontón. Acto abierto a antiguos/as alumnos/as y profesores/as, previa inscripción y abono de la cuota correspondiente (15 euros). Puedes inscribirte en las Oficinas con pago en efectivo, o entregando copia de la transferencia de 15 euros al número de cuenta ES85 2100 5204 0822 0002 0883 indicando «paellada, 17 de junio» en el campo CONCEPTO. También puedes realizar la inscripción online (pago con tarjeta de crédito o bizum) haciendo click en la imagen (pago seguro):
20 de marzo, lunes, 13.00 horas, Salón de Actos: mesa redonda, Irubide: 50 años de deporte; educación, disciplina, salud y superación. Contará con la participación de antiguos alumnos que se han abierto camino en el deporte profesional (Txomin Larrainzar, Iñigo
Larrainzar, Alberto Undiano Mallenko e Igor Garcés), y visibilizará al alumnado actual deportista de alto nivel, al que se dará voz. (Click aquí para ver la noticia).
11 de enero, miércoles, 17.00 horas, Salón de Actos: charla divulgativa Susana Rodriguez Lezáun, antigua alumna, escritora y periodista, directora del festival de cine «Pamplona Negra», con el título «Del papel al celuloide», entrada libre hasta completar aforo. (Click aquí para ver la noticia)
3 de noviembre, jueves, 18.00 horas, Salón de Actos: presentación del libro «Ciencia y Poesía», de Jesús Madoz. Intervienen en la mesa
redonda Juantxo Urdiroz (antiguo alumno y profesor de Euskara de Irubide) y Ángeles Leal (ex Profesora de Lengua castellana y Literatura).
28 de octubre, viernes, 17.30 horas, Salón de Actos: Concierto internacional: alumnado de Irubide, Chequia, Portugal, Grecia y Polonia (Erasmus +) (Click aquí para ver la noticia)
5 de octubre, miércoles, 12.30 horas, Salón de Actos: Apertura oficial del curso escolar 2022-2023 en el IES Padre Moret Irubide (Click para leer la noticia)
Para acudir a estas actividades se habrá de escribir un correo electrónico a ies.irubide@educacion.navarra.es indicando Nombre, apellidos y vinculación con el centro escolar.
- En el presente curso académico 2022-2023, se celebran 50 años del primer curso escolar, 1972-1973, en el que el actual Instituto Padre Moret Irubide comenzó su andadura como Instituto Nacional de Enseñanza media masculino, número 2 de Pamplona, hubo que esperar hasta el curso 1975-1976 para que fuera mixto.
Las fotografías o vídeos antiguos de Irubide son uno de los elementos que más cohesionan la celebración del cincuentenario, por lo que te animamos a que nos las envíes por cualquier medio, preferentemente rellenando este formulario, o bien compartiendo un archivo con irubide.vicedirectora@educacion.navarra.es
Nos pondremos en contacto contigo para comunicarte la recepción y el posible uso que vamos a hacer de ellas.
- Los exprofesores Javier Baile (Inglés) y Jesús Madoz (Química) han mostrado su interés en coordinar diversas actuaciones para la celebración. Además de ellos, la comisión está formada por:
- Germán González Estremad y Luis Azcárate Iriarte, ambos de la especialidad de lengua castellana y literatura, fundador este último de la Revista «El Rayo Verde».
- Vicente Galbete (Dibujo), Fernando López Mugarza, (Filosofía), Enrique Bermejo, (Tecnología) .
- Tere Barcos (Matemáticas), Asun Idioate (Ciencias Naturales), Ángeles Leal (Lengua castellana).
- El actual Equipo directivo del Instituto coordina la comisión, junto con José Javier Ibáñez (Latín y Griego).
A la espera de conocer el desarrollo de los actos y materiales, puedes completar el formulario para que te tengamos en cuenta. ¡Gracias de antemano por tu colaboración!
Te puedes suscribir a un listado de noticias sobre el cincuentenario, enviando tu correo electrónico a ies.irubide@educacion.navarra.es.
Se incluyen en las secciones de más abajo las colaboraciones de antiguos alumnos/as y profesores/as que han querido contribuir con sus palabras a la celebración.
Que recuerdos más buenos de los años que pase allí. En esas aulas pasillos y patios disfrute de la vida con los ojos y la ilusión de la adolescencia. Un recuerdo muy especial para Mertxe Manero gran profesora que hizo que la historia y el arte fueran un placer en sus clases.
Irubide siempre me traerá recuerdos inolvidables, personas muy importantes en mi vida y una formación imprescindible para lo que soy hoy en día. Mila esker.
Irubide: un rito iniciático
Como pamplonés siempre he creido que correr el Encierro en tu ciudad de nacimiento es un rito iniciático para un adolescente. Tan válido como lo era cazar un león en las sabanas africanas. Son cosas del pasado. 50 años son un suspiro o una eternidad. A pesar de la incertidumbre y de lo relativo que es todo, en los tiempos que se avecinan, el mejor rito iniciático va a ser aprobar el Bachillerato.
Nuestro querido Irubide, oficialmente IES Padre Moret, ha superado todos los avatares y sigue dando testimonio de que la Chantrea proporciona nuevos bachilleres para acceder al mundo de la formación profesional y de la universidad. Y de ahí al cielo.
Era octubre de 1976 cuando, recién licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Navarra, con 23 años, pisé por primera vez un aula pública como profesor de Biología. Fue en un COU H con tan solo 8 alumnos, todos chicos, casi todos repetidores de cursos anteriores. Eran los estertores de la separación de chicos y chicas en el Bachillerato. En los grupos de 1º de BUP, C, E y G, con los que completaba mi horario, ya había chicas y en mayor número que los chicos, como sigue siendo ahora. 31 adolescentes en cada grupo. Puedo relatar esto porque conservo las listas de alumnos y alumnas de aquel 1º C de BUP del que fui Tutor. Desde Carlos Garcia hasta Félix Vigor. En ese grupo estaban algunas de las chicas con las que me animé a formar un grupo de dantzas regionales como actividad extraescolar. Lourdes, Juana, Laura, Eva, Blanca, Mertxe, Mª José… ¿dónde estáis?. Entre todos me ayudasteis a comprobar que había algo más peligroso que correr delante de los toros: enseñar en un aula de 1º de BUP.
Sí, recuerdo que aquellos adolescentes sabían latín. Eran muy despiertos. Procedían del barrio y también de Burlada y Villava, donde no había institutos. En el curso 77-78 tuve los grupos 1ºB, I (Tutor) y J. Guardo las listas de los tres. Desde Francisco Abaurrea hasta Féliz Villanueva en el B. Desde Isabel Albarrán hasta Mª Luz Vitas en el I. Desde Blanca Aibar hasta José Antonio Urmán en el J… ¿dónde estáis?
Pero aquel 1978, que salpicó con sangre inocente la vida de los sanfermines de todos los pamploneses en un luctuoso 8 de julio, trajo luces y sombras a mi vida privada y pública. Me casé con Sagrario el 18 de marzo en Zizur Mayor. Un acto al que no faltaron miembros del instituto: cinco profesores, como amigos invitados. Y, ¡cómo no!, apareció una buena cuadrilla del alumnado de Irubide. 4 meses de estudio y en julio me presenté y aprobé, en Barcelona, las oposiciones estatales para agregado de Instituto. Tormenta de sentimientos encontrados, porque aquello significaba mi marcha del Padre Moret. Se acabaron mis dos años de rito iniciático en la profesión docente. Aquel 6 de diciembre, en que se aprobó la Constitución española, ya estaba impartiendo clases en el IB Peñaflorida de San Sebastián. Como nadie es imprescindible, nuevos jóvenes docentes toman el testigo de los que se van.
He vuelto varias veces a Irubide, casi siempre de visita. Sólo una vez acudí profesionalmente, el 26 de febrero de 1996, con una misión imposible: presidir un Claustro para que continuara impartiendo los Modelos lingüísticos A, C y D. Que convivieran en buena armonía los partidarios del castellano y del euskera como lenguas vehiculares en su formación. No fue posible. Al poco tiempo el Modelo D se trasladó al hoy DBH Eunate.
Más tarde acudí como invitado a los actos de celebración de los 25 años. Ahora ya vuelvo con la jubilación en el bolsillo desde hace 9 años. No faltaré a la cita, porque lo mío con la educación, especialmente con la enseñanza pública, no es pasión, ni adicción…, es pura locura.
Felicito de corazón a esta Comunidad escolar. Que sigan viniendo nuevas generaciones de “locos bajitos”. Que sigan trabajando profesionales como las copas de los altos árboles de las orillas del Arga. Que las familias del entorno alimenten un propósito irrenunciable: el Instituto de proximidad. ¿No es la sostenibilidad y la Agenda 2030 lo que ya nos ocupa?. Pues ahorremos energía y larga vida al “IES de la Chan”.
Angel Urtasun Uriz. Exprofesor.
Irubide, MON AMOUR – Maite Segura Corretge – Profesora de Filosofía
Quién podría olvidar su primer amor, es imposible. Nada hay comparable a la intensa pasión que despierta ni a la ilusión que suscita esa aventura incipiente de vida compartida. También es difícil no recordar las dudas y temores que le acompañan ni aquel tembleque nervioso que el mero hecho de pasear cogidos de la mano provocaba. ¿Saldrá bien? ¿Nos entenderemos? ¿Acertaré en mi elección? ¿Durará?… y un montón de interrogantes existenciales más que solo el transcurso del tiempo se encargaría de contestar. Bajo esta premisa, salvando las diferencias oportunas, Irubide representa para mí algo parecido a ese primer amor inolvidable, tan emotivo y pasional, porque allí me estrené como profesora de Filosofía durante el curso 1978-79, siendo mi primer destino de trabajo. Mi aterrizaje en Irubide se produjo el mismo año en el que finalicé la carrera y oposité; por lo que pasé de alumna a profesora con pocos meses de diferencia. Nunca me había planteado en serio si quería dedicarme a la enseñanza o si serviría para ello. Tampoco tenía ninguna experiencia educativa previa salvo la derivada de las prácticas requeridas para la obtención del certificado de adaptación pedagógica o CAP. En aquellos intensos y hermosos años en los que formé parte del claustro de Irubide descubrí en la enseñanza mi verdadera vocación. Y esta se ha mantenido firme hasta la inexorable llegada de mi jubilación, en otro centro de la Comarca de Pamplona, y a pesar de los innumerables cambios legislativos, capaces de dinamitarla. Por todo ello, Irubide es mucho más que un centro educativo. Es una parte importante de mi vida y, a pesar del tiempo transcurrido, sigue presente en mi corazón. Recuerdo bien mi primer año, ese año me curtí. Tuve que lidiar con cinco cursos (tres COUs y dos terceros de BUP) muy numerosos, de más de 30 alumnos por grupo. Además, a pesar de mi inexperiencia me encajaron la tutoría de 3.º C sin posibilidad de renuncia. Y como la diferencia de edades conmigo era mínima, yo les trataba de forma amistosa y cuasimaternal, justo lo que no había que hacer. Pronto tuve que desandar el camino iniciado y no ser ni tan madraza ni tan colega, por su propio bien y por el mío también. Repartidos por las clases había alumnos tripitidores que continuamente mostraban su veteranía a fuerza de molestar y saltarse todo tipo de normas, si bien a lo largo del curso conseguimos entendernos, respetarnos y hasta llegar a cogernos cariño. También ese año cursaron COU bastantes chicos procedentes de un internado masculino guipuzcoano. Era seminario de una orden religiosa (¿agustinos?) y como se puede imaginar descubrieron amistades femeninas y forjaron nuevos amores bastante más terrenales que aquellos previstos en el seminario. Fui testigo de esos enamoramientos en plena clase de filosofía (tiernas miradas, suspiros, manos entrelazadas…) mientras yo me empeñaba sin éxito en que atendieran a la comparativa entre Racionalismo y Empirismo. No diré sus nombres por preservar su intimidad, pero alguna de esas parejas, años más tarde, acabó en matrimonio. Otros chicos del grupo simplemente emprendieron nuevos caminos, como supongo haría aquel joven seminarista que una vez expuesto el Argumento Ontológico de San Anselmo saltó de su pupitre para darme un sorpresivo abrazo de agradecimiento. Según dijo, acababa de entender (¡por fin!) la existencia de Dios. Apenas recuerdo cómo transcurrió la clase siguiente en la que tocaba desmontar dicho argumento, pero sí mi preocupación por cómo podría afectarle. Respecto a mis tutelados, he de confesar que, según avanzaba el curso, mi fe ciega en la veracidad de sus relatos se tornó en duda permanente, haciéndole competencia a la metódica duda cartesiana. Así descubrí que unas abuelas muertas la víspera de un control ordinario llevaban varios años enterradas. Que las arcadas de un alumno en un examen no eran de nervios, sino por la chuleta plastificada que escondía en su paladar y que a punto estuvo de ahogarle. Constaté la existencia de justificantes falsos y boletines de notas trucados o firmados por ellos mismos, aduciendo su mayoría de edad. Comprobé que en su léxico la palabra mañana significa nunca y el verbo estudiar es sinónimo de no pegar ni sello. También presencié que cuando sonaba el timbre la mayoría seguía en el baño sin inmutarse, dándole la última calada al cigarrillo (o al porro) y que más de uno fue a por tiza… y no volvió. Un día, avanzado el curso, después de muchas horas de tutoría y mostrarles mi preocupación por su futuro, junto a mi sensación de fracaso en la tarea educativa, me animaron con sinceras palabras de agradecimiento y me regalaron una tablilla decorativa, financiada entre todos, con este mensaje: “Quizás no sea totalmente perfecta pero hay partes mías que son excelentes”. Aún cuelga en mi casa y cuando la miro me hace sonreír. Ese mismo año los terceros y COUs organizaron un concierto de rock en el salón de actos del instituto “pro-viaje de estudios”, pero al día siguiente a la exitosa actuación del grupo musical (Kafarnaún, creo que era) los bafles habían desaparecido, por lo que hubo que entregarles lo obtenido de las entradas para resarcirles en parte. Recuerdo también que los profes asistentes al concierto parecíamos de la brigada antivicio, retirando cuantos pitillos encendidos y porros a medio fumar pillábamos entre el público. De los años siguientes conservo muchas anécdotas, pero procedo a detallar una bastante curiosa, por lo inusual de la situación: Era una tarde de junio programada para exámenes finales. Cada cual acudía a recuperar la evaluación (1.ª, 2.ª, 3.ª, todas…) que tuviera pendiente. Era la última oportunidad para sacar el curso y no ir a septiembre. Pasada hora y media de examen nos comunicaron una amenaza de bomba por lo que debíamos desalojar rápidamente el instituto; pero nadie se movió. Nos avisaron varias veces, pero no querían irse argumentando que les estaba saliendo bien el examen y que sería una falsa alarma más, de las muchas que se recibían. Nos insistieron en que la policía había encontrado una serie de raros artilugios y cajas con muchos cables colocados en los baños de la planta baja; pero siguieron escribiendo sin hacer caso a la amenaza. Finalmente, después de asegurarles que podrían continuar su examen en la calle les pude convencer. Salieron fuera del instituto en completo silencio, en fila, de forma ordenada y aunque fuimos primero a la campa el viento que soplaba con fuerza removía tanto sus papeles que finalmente tuvimos que entrar en la vecina iglesia de Santiago (con permiso del cura) donde, distribuidos de dos en dos por los bancos, pudieron acabar sus ejercicios. Imagino que sus protagonistas no habrán olvidado este suceso ni las caras de asombro que muchas feligresas ponían al ver a tantos jóvenes devotos escribiendo sin parar. También recordarán que el aviso de bomba, por fortuna, no se cumplió. En otro orden de cosas, recuerdo con cariño que el día del centro se celebraba el 7 de marzo coincidiendo con la festividad de Sto. Tomás de Aquino, patrón de los estudiantes de Enseñanzas Medias. Ese día se organizaban actividades para todos los gustos mientras entonábamos nuestro particular e incorrecto (a ojos actuales) himno del centro: – “En Irubide siempre reina la alegría, en Irubide siempre reina el buen humor, no pararemos ni de noche de día aunque lo mande el señor director/ Por eso las chicas guapas, cuando se van a acostar, dejan la ventana abierta por si alguno de Irubide quiere entrar…” De nuestras actuaciones musicales de la mañana conservo fotos de distintos años en las que sin ningún sentido del ridículo (sobre todo las profesoras) nos convertíamos en Hippies, Chicas ye-ye, Panteras Rosa, Niñas pequeñas o Cantaoras de flamenco estilo Martirio de Pasión e improvisábamos pasodobles con letras tan expresivas como esta: – “No te puedo aprobar, porque no tienes ni PU… idea/ No te puedo aprobar, aunque lo pida tu parentela/ Un día me dices que vas a estudiar, pero después tú pierdes la razón/ Ahora es tarde, no te apruebo, ni aunque me des un jamón”. La comida se compartía con el alumnado. Había costillada, txistorras y concurso de calderetes que se hacían en la campa y por el patio. Huelga decir que no todo eran juegos y risas, sino que también nos tocó atender preocupantes borracheras en la trasera del bar, convertida en enfermería de campaña. En más de una ocasión tuvimos que llamar a sus familias y a alguna que otra ambulancia, aunque no hubo que lamentar ningún coma etílico. Esta situación recurrente nos llevó a programar varias sesiones interdisciplinares sobre el uso y abuso del alcohol y otras toxicomanías. A media tarde solía haber competición de karaoke entre los diferentes cursos y después la fiesta seguía con baile en el frontón hasta la noche. Ese día representaba un momento privilegiado para fortalecer vínculos de confianza, compromiso y afecto entre alumnos y profesores. También lo fueron las cenas navideñas o de fin de curso, las semanas culturales, el teatro, la revista, las sesiones de videofórum, los cursillos de sexualidad, las excursiones, acampadas, las carreras… y muchas otras vivencias que se dieron tanto dentro como fuera del aula. Sabemos que muchos de nuestros alumnos y alumnas de entonces en la actualidad son artistas, juezas, empresarios, deportistas, científicos, escritores, investigadores, políticos, médicas, actores, periodistas… o abnegados docentes, como nosotros. Muchas gracias a todos ellos por haberme enseñado tanto y gracias también a todas aquellas personas tan pacientes y estupendas de conserjería, limpieza y secretaría del centro. Lo mismo digo a mis compañeros de profesión (algunos ya fallecidos) porque entre unos y otros hemos hecho posible que Irubide, mon amour, cumpla 50 años.
A pesar de las sequías, ya ha llovido desde que comencé mi profesión en el Instituto Irubide
como profesor de matemáticas. En este instituto conocí a profesores de los que aprendí el
sentido de la responsabilidad (Mª Luisa González, Santiago Arellano, Felipe Val, Milagros
Arzoz…). Durante los tres últimos años tuve el honor de ser jefe de estudios y en este período
se crearon una rondalla y un grupo de teatro que, para disfrute de todos, con la colaboración
inestimable de los padres y del profesor de dibujo Vicente Galbete se representó “El avaro”. El
último año de servicio en el Irubide tuve la suerte de dar clase al mejor grupo de alumnos que
he tenido en toda mi vida (Elosúa, Pascual, Razquín…). Estos alumnos, de los que hasta mi
jubilación conservaba sus fichas, motivaban al profesor, querían aprender de verdad y eso era
maravilloso. También conocí a excelentes personas (Jesús Mateo, Guadalupe Peralta, Teresa
de Carlos…), de las que guardo un recuerdo imborrable y otras con las que seguimos
conservando la amistad (Germán González y Jesús Moya). Viví feliz en Pamplona, me gustaba
mucho mi trabajo y el instituto. Viví feliz en Pamplona.
Larga vida al Irubide.